Las últimas semanas han sido muy activas en pensar e investigar, pero he debido bajar el ritmo. Me deslizo con dulzura en el tercer y último trimestre y tener una barriga monumental y un “pequeño” no es una tarea sencilla. Javi trata con cariño a su hermana que crece dentro de mí y me llena de besos, pero ha tomado la costumbre de esconderse estratégicamente debajo de Lucía y gastarme bromas de vez en cuando. Le he explicado que eso puede ser peligroso porque puedo tropezar con él por perderlo de vista, pero es como si nos observara a Lucía y a mí con otros ojos.
He estado investigando mucho sobre el parto en agua. Si bien en algunos sitios he visto que lo ponen dentro de los partos respetados, con unas ventajas hacia la madre y el bebé extraordinarias, por otro lado, en todos los casos más bien científicos, manifiestan que no hay un estudio fehaciente que demuestre ser mucho mejor, en uno incluso, dice que la única ventaja real es la sensación de bienestar en la madre. Confieso que me sentí algo ofendida, como si eso fuera lo de menos, ¡qué forma de enunciar una problemática en la medicina moderna! En fin, decidí no seguir leyendo su estudio y mejor dedicarme a otras lecturas.
Alex está mucho más involucrado, es como si alguien le hubiera dado un pase mágico a la planeación del parto. No es que con Javi no le importara, pero ahora nuestras conversaciones no sólo tocan el tema, sino que se vuelcan por completo en ello. Es como si estuviéramos planeando un gran evento, nuestra boda o algo similar. La verdad es que ver cómo se le llenan de emoción los ojos me ha hecho descubrir una faceta de padre en la que no había reparado. Quizá con Javi fue como aprender y acordar cosas. Ahora me detengo en todos los detalles.
¿Qué poner en mi plan de parto?
El único inciso que he puesto ya en papel se refiere a mis acompañantes, que en mi caso son tres: mi doula, Javi y en primer término Alex. Aunque he tratado de dilucidar cuánto o de qué forma participará Javi y si hará falta alguien más que esté con él, tal vez sea mi madre o mi suegra, alguien tan cercano a él para que se sienta contenido, esto está por definirse. Le he hablado entonces de cómo será, le digo que será como una fiesta, pero tranquila como cuando lo atrapamos bajo las cobijas en las mañanas y nos quedamos quietitos llenándonos de besos para despertar viendo las arrugas de la sábana. Siento que al tenerlo presente en ese momento no solo le regalaré la oportunidad de recibir a su hermana, si no que en su mente quedará grabado que la llegada de un bebé debe ser ceremonial y así preparará la llegada de sus hijos cuando sea el momento.
En el ambiente hemos puesto que queremos que sea con luces bajas, algo íntimo. Queremos un lugar pacífico con el menor número de estímulos sensoriales. La música la hemos buscado de poco en poco, que nos sea significativa para las primeras etapas de la dilatación, a una música más suave conforme se acerque el alumbramiento. Recuerdo que Alex llegó con una lista que encontró en Spotify que dice “para parto” y aunque no estaba mal pues tenía una buena intención: sonidos naturales y relajantes, pensé que quería algo más personal así que poco a poco hemos ido seleccionando. Yo agregué “Smile” con Barbra Streisand, me enamoré de ella en la película “Mi primer beso” y siempre me ha acompañado. Quiero que Lucía tenga la fuerza para siempre salir adelante, además le gusta, la escucho con regularidad y siempre es como si se calmara y me buscara, la siento volcarse en mi interior.
Vuelvo al cuestionario del plan de parto y me parece interminable. La libertad de poder moverme, de sentarme o adoptar cierta posición que me sea más cómoda o me ayude a que Lucía descienda es básico, así que lo anoto. Una pregunta enuncia “¿Cuál es su sentir sobre la episiotomía?” me pregunto por qué no es: “¿quieres o no este procedimiento?”, y es que creo que aún es complejo. En todos los artículos de plan de parto te dicen que te prepares porque aún con todo, al ser un proceso fisiológico único es probable que hagan falta ciertos procedimientos, pienso en éste, así como la asistencia química para el parto o hasta una cesárea. Mi sentir es que no lo deseo y quiero evitarlo en todo lo posible con esos tres temas, pero todo dependerá de Lucía también, cualquier cosa es siempre y cuando no peligre ella.
Somos un equipo y lo haremos lo mejor posible. Termino de llenar esa sección al poner que en caso de ser necesaria la cesárea necesito a Alex conmigo, pero sobre todo necesito estar despierta y consciente para tener a mi hija y poder ofrecerle mi pecho lo más pronto posible con ayuda de mi doula. No uso la palabra quiero, es necesito. Es la única situación en que creo que Javi no podría estar presente para ver a Lucía nacer.
En la siguiente sección “Inmediatamente después de dar a luz al bebé”, apunto que queremos que el cordón lo corten mucho después, de ser posible cuando deje de latir, y guardar la placenta para procesarla en cápsulas y todo lo que pueda aprovecharse. También, que quiero el contacto piel a piel con Lucía pero no solo para mí sino también con Alex y Javi. Escribo que es muy importante respetar la hora dorada y deseo el apego temprano con Lucía. Podemos retrasar la limpieza o, como lo vi en el documental “El renacimiento del parto”; que sea algo simple y después de esos primeros instantes con Lucía, haya el tiempo para ello.
Repaso de nuevo acerca del monitoreo y recuerdo que en el caso del parto en agua es más bien como un acompañamiento y aunque no puedo negar que sí hay un pero pequeñito en mi cabeza, porque me preocupo, aún así confío en que la naturaleza es sabia, en que podremos salir adelante y que será lo más natural posible, que mi familia estará al centro de todo esto y los médicos solo serán una guía.
Aún estamos por resolver si Lucía nacerá en un hospital, una clínica, leí de casas de nacimiento o bien en nuestra casa. Hemos visto las opciones, las ventajas y desventajas. Yo me decanto por la nuestra pero aún sigo dudando un poco. Alex ha sido un tanto elusivo, diciendo siempre: “El plan puede cambiar” y es como esa espinita o miedo a que la obstetra me sugiera otra cosa. Vuelvo al documental y recuerdo un testimonio de una mujer joven que no pudo tener su bebé por parto natural aunque el médico le dijo que así sería. Al final le dijeron que no podría. Pero respiro y confío. Una de las mujeres tuvo tres nacimientos: una cesárea, después luchó por un parto natural y al final uno en casa, el testimonio del padre al recibir a su hijo me desbordó.
En esta semana iremos a consulta con la obstetra y aprovecharemos para presentarle nuestro plan de parto, estoy emocionada por ver su reacción y recibir un sí a todo; y con esto mismo, que ella nos recomiende al neonatólogo ideal para este plan.
Confío en que mi cuerpo es sabio y en la fuerza de mi naturaleza femenina. Sin embargo no olvido lo que siempre he leído: el plan puede cambiar, y bueno, es por ello que digo que éste más que un plan, es un ejercicio de esperanza.
Aquí les dejo unos enlaces que me ha servido de mucho.
https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/conoce-tus-derechos-area-legal/hojas-de-consentimiento-informado-y-planes-de-parto
https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000567.htm
