EL MUÑECO DE APEGO es aquel objeto que el bebé adopta para que le acompañe cotidianamente, a la hora de dormir, cuando necesita consuelo, cuando está alterado o después de un berrinche.
La textura, colores, olores y peso del muñeco hacen sentir al bebe bien, acompañado y protegido. De alguna manera, sustituye temporalmente a su mamá.
También realiza una función muy importante: la llamada transición a la independencia, que es aquella en la que el bebé comienza a percibirse como un ser independiente a su mamá. Por lo que al muñeco de apego se le llama también objeto transicional.
Se convierte en un juguete muy especial porque le permite tolerar la separación de la mamá con más calma y le tranquiliza durante la ausencia de la misma. Es un apoyo a la independencia emocional.
Durante sus primeros años de vida, el bebé pasará por diferentes etapas y experiencias y la compañía de su muñeco le ayudará a vivirlas con menos angustia y más seguridad.
Lo habitual es que el muñeco de apego tenga una textura suave y que posea cierta movilidad, ya que se le puede atribuir personalidad e incluso cierta vitalidad. Es importante que desprenda un olor al hogar.
Hay que comprender que tener un objeto de apego es sano y natural y que forma parte de un proceso de evolución y maduración y si el bebé no siente la necesidad de tenerlo también es del todo normal.