¿Qué es la preeclampsia? Causas y síntomas

Aunque no siempre se presenten síntomas, la preeclampsia puede ser una complicación del embarazo muy peligrosa para ti y tu bebé, causándote hipertensión arterial (presión alta), daños a los riñones y otros problemas.

Se manifiesta con mayor frecuencia en el último trimestre, aunque puede aparecer en cualquier momento durante la segunda mitad del embarazo, o incluso en las primeras semanas tras dar a luz.

La preeclampsia, que puede ser tratada con el cuidado médico adecuado, provoca que los vasos sanguíneos se contraigan, lo que genera hipertensión y disminución del riego sanguíneo afectando a diversos órganos del cuerpo, como el hígado, los riñones o el cerebro.

Si hay un menor riego sanguíneo hacia el útero, tu bebé puede tener problemas como bajo crecimiento, poco líquido amniótico y desprendimiento prematuro de placenta.

Síntomas

Durante su fase inicial, la preeclampsia puede no presentar síntomas evidentes, o, inclusive, presentarse de forma distinta en cada mujer. Algunos síntomas como la nausea, hinchazón o aumento de peso podrían llegar a verse como malestares propios del embarazo. De ahí que sea importante reconocer los signos de alerta para su tratamiento.

La hinchazón es la señal más común, por lo que debes consultar a tu médico si además de ella presentas cuando menos otro de los siguientes padecimientos: 

• Hinchazón. Puede darse en la cara, las manos o en los pies o tobillos. Se da de manera repentina o excesiva.
• Aumento de peso. Un aumento repentino superior a 2 kg en una semana. Se produce, normalmente, por la retención de líquidos.
• Dolor de cabeza intenso o persistente.
• Alteraciones en la vista. Visión doble, borrosa, con puntos o destellos de luz, así como sensibilidad a la luz o, incluso, pérdida temporal de la visión.
• Malestar intenso al palpar la parte superior del abdomen.
• Náuseas o vómitos durante el segundo o tercer trimestre.
• Dificultad para respirar.

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Causas

De acuerdo a los especialistas, la preeclampsia está relacionada con un riego reducido a la placenta, cuyos síntomas pueden tardar en aparecer. Esto podría ocurrir si esta no se implanta correctamente en las paredes del útero y las arterias no se dilatan como deberían, por lo que llega menos sangre a la misma.

Las alteraciones en el riego sanguíneo pueden producir altos niveles de proteínas en el torrente, lo que puede causar una serie de efectos, entre los que se incluyen los siguientes: 

• Vasoconstricción.
• Daños en las paredes de los vasos sanguíneos.
• Reducción del volumen de la sangra.
• Alteración en la coagulación.

Sin embargo, no hay una explicación clara de por qué algunas mujeres la padecen y otras no. Podría deberse a la genética, nutrición, a otras enfermedades, o a la forma en que el sistema inmunológico reacciona al embarazo.

¿Cómo puede tratarse? 

Para identificar el nivel de gravedad se verifica la presión sanguínea y se realizan análisis de orina y sangre, además de una serie de estudios para evaluar la condición del bebé. 

Dependiendo del tiempo de embarazo puede inducirse el parto, sobre todo si el cuello uterino está comenzando a afinarse y dilatarse. Si las condiciones no son tan graves, y aún no se cumple la semana 37, se controlará la presión sanguínea desde casa o en el hospital, reduciendo las actividades y reposando.